“Algunas parejas dejan su matrimonio, literalmente, al divorciarse. Otros lo dejan al escoger vidas paralelas.” – Dr. John Gottman
El matrimonio o la relación de pareja comprometida, es una negociación delicada donde establecemos a diario los grados de independencia/autonomía e interdependencia/conexión que cada persona necesita. Una dinámica que si se estira más de un lado que del otro, corre el riesgo de entrar en una inestabilidad emocional en la relación. ¿Qué significa eso? Que eventualmente lleguemos a un gran distanciamiento donde nos sentimos resentidos y aislados de nuestra pareja.
Para mantener ese balance, no solo tenemos que honrar esos espacios íntimos como individuo para crecer como persona, ejercer ‘hobbies’ y reflexionar a solas sino también hay que tener intenciones de buscar a diario maneras para conectar y demostrar un interés auténtico en la vida de nuestra pareja.
Con la monotonía del día a día, muchas veces esos espacios intencionales quedan de últimos o peor – ni se toman! Terminamos cada día más distanciados y discutiendo por tonterías. Porque una relación en desbalance tiende a agrandar situaciones mínimas con el fin de establecer alguna conexión, así sea negativa, y allí empieza un ciclo vicioso.
Para romper con ese ciclo, es importante buscar maneras de establecer diálogo y demostrar interés mutuo en lo que es importante para tu pareja. La pregunta más importante que puedes hacerle a tu pareja o a la persona que amas es:
“¿Cómo te puedo amar mejor?”
Muchas veces pensamos que con tener la casa limpia, trabajar duro u ocuparnos de nuestras responsabilidades cotidianas estamos haciendo “nuestra parte”. La verdad es que no tenemos ni idea qué puede ser lo que la otra persona necesite. Tu pareja no es y nunca será adivina.
Cuando le hacemos una pregunta tan crucial, con consistencia, logramos entender más a nuestra pareja, demostrarle que lo que necesita nos importa, y aprendemos más de ella.
Empieza a practicar este pequeño pero enorme paso HOY en tu relación para seguir alimentando la conexión.